El propósito de este sitio de Internet es proporcionar manuscritos de sermones gratuitos y videos de sermones a pastores y misioneros en todo el mundo, especialmente en el Tercer Mundo, donde hay pocos, si es que hay, seminarios teológicos o escuelas Bíblicas.
Estos manuscritos de sermones y videos ahora van a casi 1,500,000 computadoras en más de 221 países todos los meses en www.sermonsfortheworld.com. Otros cientos miran los videos en YouTube, pero rápidamente dejan YouTube y vienen a nuestro sitio de Internet. Los manuscritos de sermones se dan en 46 idiomas a casi 120,000 computadoras cada mes. Los manuscritos de sermones no tienen derecho de autor, así que los predicadores pueden usarlos sin nuestro permiso. Por favor, oprime aquí para aprender cómo puedes hacer una donación mensual para ayudarnos en esta gran obra de predicar el Evangelio a todo el mundo.
Cuando le escribas a Dr. Hymers, siempre dile en qué país vives o él no te podrá contestar. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net.
POR QUÉ YO LE CREO A LOS APÓSTOLES
|
"Al Señor hemos visto" (Juan 20:25). |
Yo creo que Dios inspiró las palabras de los cuatro evangelios. ¡Yo creo lo que la Biblia dice de sí misma!
"Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil..."
(II Timoteo 3:16).
Las palabras de los cuatro evangelios fueron dadas por Dios, theopneustos - sopladas por Dios. Después de oir todos sus argumentos, de que los cuatro evangelios están llenos de mito y editación falsa, hace mucho rechacé tales teorías liberales que niegan la Biblia.
Yo no cerré mis ojos, ni enterré mi cabeza en la arena. Estudié el asunto muy de cerca y llegué a la conclusión de que los liberales no sabían de qué hablaban. Simplemente soplaban aire caliente. Y aquellos que rechazan la Biblia no le harán ningún bien a los jóvenes como tú. Ellos no tienen nada que enseñar, sino escepticismo. Ellos reducen el evangelio de Cristo a un montón de basura de confusión e incredulidad. En mi opinión, ellos no tienen nada que decirle a los jóvenes como tú, que buscan el significado de la vida. Lo que tu generación necesita más que cualquier otra cosa, es una predicación sobre las verdades básicas que Dios nos ha dado en los cuatro evangelios - Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
¿Por qué le creo a los escritores de los cuatro evangelios tocante a la resurrección de Cristo en vez de los críticos liberales de hoy? Hay tres razones principales.
I. Primero, yo creo lo que los Apóstoles dijeron acerca de la resurrección de
Cristo porque ellos fueron testigos oculares.
Los Apóstoles estuvieron allí. Ellos no estaban hablando de algo que había sucedido hacía dos mil años, como lo hacen los liberales. Ellos en verdad estuvieron presentes y fueron testigos oculares de la resurrección de Cristo de entre los muertos. Lucas dijo que él guardaba testimonio ocular de los Apóstoles, que:
"...lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra"
(Lucas 1:2).
El Dr. Norman Geisler dice: "Lucas compuso su evangelio alrededor del año 60 D.C., justo antes de escribir Los Hechos...Y como Jesús murió alrededor del año 33 D.C., esto pone a Lucas solamente veintisiete años después de los sucesos, mientras que los testigos oculares aún estaban en vida" (Norman Geisler, Ph.D., Systematic Theology, Bethany House, 2002, tomo I, p. 549).
El Apóstol Pablo escribe:
"Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún..." (I Corintios 15:6).
La mayoría de los quinientos testigos oculares aún vivían cuando el Apóstol Pablo escribió I Corintios, "el cual aún los críticos dan la fecha de 55-56 D.C. solamente veintidos a veintitres años después" de la resurrección de Cristo (ibid.).
El Apóstol Juan fue otro testigo ocular de la resurrección de Cristo de entre los muertos. Juan dijo:
"Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos..." (I Juan 1:3).
Tocante a su propio testimonio ocular de la resurrección de Cristo, Juan dijo:
"Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero"
(Juan 21:24).
El Apostol Pedro dijo que él también había sido testigo ocular de la resurrección de Cristo. Él dijo que Dios "le resucitó de los muertos" (I Pedro 1:21). ¿Quién podría ser mejor testigo que el Apostol Pedro, quien estuvo allí cuando Cristo resucitó de los muertos y vio al mismo Cristo resucitado? Pedro también dijo:
"...no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su
majestad"
(II Pedro 1:16).
Aún muchos eruditos liberales admiten que los libros del Nuevo Testamento fueron escritos durante la vida de los testigos oculares. El arqueólogo liberal William F. Albright dio tal sorprendente declaración:
Cada libro del Nuevo Testamento fue escrito...entre los años cuarenta y ochenta del primer siglo D.C. (William F. Albright, "Toward a More Conservative View," Christianity Today, Enero 18, 1963, p. 359).
Aun el extramadamente liberal John Robertson, quien inició el movimiento de la "muerte de Dios", escribió un libro titulado Redating the New Testament. En ese libro él dijo: "algunos evangelios pudieron ser de aun siete años después de cuando Cristo murió y podrían poner la dependilibidad de los documentos del Nuevo Testamento fuera de duda alguna" (citado en Geisler, ibid., p. 550).
Yo creo lo que los Apóstoles dijeron de la resurrección fisica de Cristo porque ellos vieron a Cristo después de resucitar de los muertos. Ellos son testigos oculares. Ellos dijeron:
"Al Señor hemos visto" (Juan 20:25).
II. Segundo, yo creo lo que los Apóstoles dijeron acerca de la resurrección de
Cristo por las muchas pruebas infalibles.
Por favor voltea a Hechos, capítulo uno, del verso uno hasta el tres. Leamos de pie, juntos estos tres versos en voz alta.
"En el primer tratado [el evangelio de Lucas] oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios" (Hechos 1:1-3).
Se pueden sentar.
El Dr. Henry M. Morris da los siguientes comentarios sobre las palabras "a quienes también después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables" (Hechos 1:3).
"Pruebas indubitables" es una sola palabra en el [original] Greigo (tekmerion) y solo ocurre una vez en el Nuevo Testamento. Enfatíza que las evidencias de la resurrección de Cristo no eran especulaciones filosóficas, sino actos ciertos...ningún otro evento en la historia Bíblica ha sido confirmado más ciertamente que Su resurrección corporal. No solamente Sus apariciones a los discípulos, sino también la inexplicable evidencia de la tumba vacía, el notable cambio en los discípulos, el desarrollo y esparcimiento de la iglesia como resultado de su predicación, el cambio de adoración en el primer día de la semana [Domingo]...en adición a los testimonios de los escritores del Nuevo Testamento...Todos estos combinados aseguran que Cristo murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación (Henry M. Morris, Ph.D., The Defender's Study Bible, World, 1995, p. 1176).
El hecho permanece que Jesús se presentó vivo con muchas "pruebas indubitables," (Hechos 1:1-3). Él tuvo que mostrar por "pruebas indubitables" que había resucitado, o ellos nunca lo hubieran creído. Ninguno de ellos creía que Él había resucitado hasta que Él se los probó. El Dr. Norman Geisler señala que:
Algunos críticos han tratado de poner en duda la validez de la resurrección de Cristo, insistiendo que Él se presentó solamente a creyentes, pero nunca a los incrédulos. ¿De verdad?
Es incorrecto decir que Cristo no apareció a incrédulos. Esto es claro por varias razones. Primero, él le apareció al más hostil incrédulo de todos, Saulo de Tarso (Hechos 9:1ff). La Biblia dedica mucho tiempo a varios capítulos para relatar esta historia (Hechos 9: 22, 26). [Saulo se hizo el creyente Apóstol Pablo como resultado directo de ser confrontado con estas pruebas "indubitables" de la resurrección de Cristo].
Segundo, aún los discípulos de Jesús eran incrédulos cuando Él primeramente se les apareció en la resurrección. Cuando María Magdalena y otros informaron que Jesús había resucitado, "a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían" (Lucas 24:11). Después Jesús regañó a dos discípulos en el camino a Emaús por su incredulidad sobre la resurrección de Él, "¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!" (Lucas 24:25). Aún después de que Jesús se apareció a las mujeres, a Pedro, a los dos discípulos, y los diez apóstoles Tomás dijo: "si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré" (Juan 20:25). Él no era creyente en la resurrección.
Finalmente, además de aparecerse a su discípulos incrédulos,
Jesús se apareció a algunos que no eran sus discípulos en ningún modo. Él se apareció a su hermano Jacobo (I Corintios 15:7), quien con sus otros hermanos no era creyente antes de la resurrección (Juan 7:5). Así que es simplemente falso declarar que Jesús no se le apareció a incrédulos (Norman Geisler y Thomas Howe, When Critics Ask,
Baker, 1992, p. 461).
¡Todo aquel a quien Jesús se presentó después de resucitar de los muertos era incrédulo en Su resurrección! ¡Pero cuando lo vieron creyeron!
"A quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días" (Hechos 1:1-3).
Después de verlo vivo de entre los muertos, podían decir con valor:
"Al Señor hemos visto" (Juan 20:25).
III. Tercero, yo creo lo que los Apóstoles dijeron acerca de la resurrección
de Cristo porque estos hombres estuvieron dispuestos a morir por creer
en ello.
El Dr. Henry C. Thiessen dijo:
Los escritores del Nuevo Testamento eran honestos. El tono moral de sus escrituras, su interés en la verdad, y las circunstancias de sus cuentas indican que ellos no eran mentirosos, sino hombres honestos...el testimonio de ellos ponía en peligro todos sus intereses mundanos, como su posición social y la prosperidad material, y aún sus propias vidas. ¿Cuál podría ser su motivo en inventar una historia que condenaba la hipocrecía y era contraria a las creencias que habían heredado, si era necesario que pagaran tal precio por ella? Tal como [William] Paley dice, no hay evidencia satisfactoria por la cual testigos falsos hayan jamás apoyado lo que pensaban (Henry C. Thiessen, Ph.D., Introductory Lectures in Systematic Theology, Eerdmans, 1949, paginas 100-101).
Estos hombres estaban dispuestos a morir en vez de negar que habían visto al Cristo resucitado. Toma por ejemplo el testimonio de Esteban. Por favor voltea en tu Biblia a Los Hechos 7:55. Leeremos en voz alta del verso 55 al 59. Leamos de pie, en voz alta estos cinco versos.
"Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu" (Hechos 7:55-59).
Esteban, uno de los primeros diaconos, murió por decir que vio a Cristo resucitado en Su gloria. Se pueden sentar.
Luego piensa en la muerte de los Apóstoles. Cada uno de ellos aparte de Juan, tuvieron muertes terribles por predicar que habían sido testigos oculares de la resurrección de Cristo de entre los muertos.
Mateo fue hecho martir en Etiopía, muerto a herida de espada.
Marcos murió en Alejandría, Egipto, arrastrado por caballos alrededor de la ciudad hasta morir.
Lucas fue ahorcado en Grecia.
Juan fue hervido vivo en un gran recipiente de aceite en una ola de persecución en Roma. A duras penas escapó vivo y fue cicatrizado por el resto de su vida. Él fue el único Apóstol que murió en la vejez.
Pedro fue crucificado al reves en una cruz en forma de X porque dijo a sus ejecutores que no era digno de morir como Jesús.
Jacobo, el hermano de Jesús, fue lanzado de más de cien pies de altura desde un punto del Templo. Cuando vieron que aún estaba vivo, lo golpearon hasta que murió.
Jacobo el hijo de Zebedeo, fue decapitado en Jerusalén. El soldado Romano que estaba en guardia oyó sorprendido cuando él dio en su juicio su testimonio de la resurrección de Cristo. Tiempo después ese soldado Romano pasó a lado de Jacobo al lugar de su ejecución. Sobrellevado de convicción, declaró su nueva fe al juez y se arrodilló al lado de Jacobo aceptando ser decapitado por ser Cristiano.
Bartolomé, también conocido como Natanael, fue misionero a Asia. Él fue azotado hasta la muerte por predicar la resurrección de Cristo.
Tomás fue traspasado por predicar la resurrección de Cristo en India.
Judas, otro hermano de Jesús, fue traspasado por flechas por rehusar negar que Cristo resucitó de los muertos.
Matías, el Apóstol que fue escogido para reemplazar a Judas el traidor, fue apedreado y decapitado por su fe en el Cristo resucitado.
Barnabás fue apedreado en Salonica por creer que Jesús resucitó de los muertos.
Pablo fue torturado y finalmente decapitado por Nerón, el malvado Emperador en Roma el 67 D.C. Pablo padeció larga prisión en Roma antes de ser ejecutado. Durante este tiempo, él escribio varios de los libros del Nuevo Testamento. La Sra. Hymers y yo bajamos por una escalera a la celda donde Pablo escribió esas "Epístolas de Prisión", cuando estuvimos en Roma hace unos años. Pablo fue sacado de tal oscuro calabozo y fue decapitado por creer que Jesús resucitó de los muertos.
Todos estos Apóstoles entregaron sus propias vidas por predicar.
"Al Señor hemos visto" (Juan 20:25).
¡Yo le creo a los Apóstoles porque ellos estuvieron dispuestos a morir en vez de negar haber sido testigos oculares de la resurrección de Cristo de entre los muertos! Ellos murieron diciendo:
"Al Señor hemos visto" (Juan 20:25).
Tu maestro liberal en la universidad a la que asistes - ¿estaría dispuesto a perder su cabeza o ser hervido en aceite por lo que cree? Claro que no. Él solamente enseña la clase para ganar dinero. Él no tiene otro motivo mayor que ganar un salario cuando se para en el salón y ataca la resurrección física de Jesucristo.
Pero los Apóstoles eran otra clase de hombres. Ellos en verdad vieron al Cristo resucitado, vivo de entre los muertos después de su pasión y muerte en la Cruz - y cada uno de ellos estuvo dispuesto a morir antes que negar
"Al Señor hemos visto" (Juan 20:25).
Al cerrar este sermón, quiero que veas lo que uno solo de los Apóstoles padeció defendiendo la resurrección de Cristo. Voltea en tu Biblia a II Corintios 11:24-27. En este pasaje de la Escritura, el Apóstol Pablo nos dice algunas de las cosas que padeció por predicar que Jesús ha resucitado de los muertos. Leamos de pie II Corintios 11:24-27 en voz alta:
"De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez" (II Corintios 11:24-27).
Se pueden sentar.
¿Pasaría tu maestro incrédulo atraves de tales cosas como Pablo por las cosas que en que él cree? ¿Lo haría? Pero Pablo sí pasó todo eso por proclamar sin temor:
"Al Señor hemos visto" (Juan 20:25).
Lo flagelaron casi hasta la muerte, cinco veces. Él quedó cicatrizado de por vida. Lo dieron tres palizas. Lo apedrearon y lo dieron por muerto, pero consiguió gatear saliendo de entre aquellas piedras para predicar,
"Porque no me avergüenzo del evangelio" (Romanos 1:16).
Él predicó, continuamente y finalmente pagó el precio de su predicación del evangelio con su propia vida.
"...que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo" (Hechos 17:3).
Finalmente le costó su salud y su propia vida. ¿Pero, qué más podía hacer? Él tenía que predicar con los Apóstoles:
"Al Señor hemos visto" (Juan 20:25).
Yo digo que tú puedes confiar en un hombre como el Apóstol Pablo. Él entregó su vida proclamando: "Jesucristo ha resucitado de entre los muertos." Para mi, la disposición que los Apóstoles tuvieron para morir en vez de negar haber visto al Cristo resucitado, es una de las pruebas indubitables de que podemos confiar lo que ellos vieron - y lo que escribieron acerca de Cristo - a quien vieron en persona por cuarenta días después de haber resucitado de los muertos. Todos ellos proclamaron, ante la faz de la muerte:
"Al Señor hemos visto" (Juan 20:25).
¿Le creerás a estos hombres que murieron predicando al Cristo resucitado a quien habían visto en persona, vivo después de Su crucifixión? ¿O le creerás a un liberal gordo sobrepagado que habla dos mil años después, y jamás conoció al Cristo viviente por experiencia personal?
¿A quién prefieres? ¿A Cristo o a Barrabás? ¿A quién escogerías - a tu maestro liberal en escuela secular, o a los Apóstoles ensangrentados que vieron a Cristo con sus propios ojos - y murieron proclamandolo? Para mi, la opción es fácil. Yo daría mi vida para defender a aquellos Apóstoles honestos que murieron diciendo:
"Al Señor hemos visto" (Juan 20:25).
Cristo está vivo hoy. Él murió por tus pecados en la Cruz. Él resucitó físicamente de los muertos. Él ascendió de nuevo al Cielo, donde se sentó a la diestra de Dios, orando por ti. Ven a Jesús. Cree en Jesús. Jesús te salvará de la pena de tus pecados y te dará vida eterna.
"Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17:3).
¡Cristo ha resucitado de los muertos! ¡Aleluya! ¡Cristo está vivo para siempre! ¡Alabado sea Su santo nombre! ¡Cristo te puede salvar de la pena del pecado si vienes a Él! ¡Hosana en las alturas!
Cantemos de pie la última canción de la página, número 4.
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
La batalla se terminó;
Y la victoria ya se ganó.
El son de triunfo ya comenzó, ¡Aleluya!
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
La muerte hizo ya lo peor;
Pero Jesús la destruyó:
Coros de gozo cantemos hoy, ¡Aleluya!
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
Los tres días tristes pasaron ya;
Mas de los muertos resucitó;
¡Toda gloria dadle hoy! ¡Aleluya!
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
La boca del Infierno cerró:
El portal del cielo Él abrió:
Himnos de gozo cantemos hoy, ¡Aleluya!
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
Por las llagas que tuviste,
Libera a tu siervo Señor,
Y así vivamos para ti. ¡Aleluya!
¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
("La Batalla Terminó" - traducida al Inglés por Francis Pott, 1832-1909;
traducción libre en Español).
La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón:
I Corintios 15:1-8.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamín K. Griffith Antes del Sermón:
La Batalla Terminó" (Traducida al Inglés por Francis Pott, 1832-1909).
EL BOSQUEJO DE POR QUÉ YO LE CREO A LOS APÓSTOLES
|
"Al Señor hemos visto" (Juan 20:25). (II Timoteo 3:16)
I. Primero, yo creo lo que los Apóstoles dijeron acerca de la resurrección de
II. Segundo, yo creo lo que los Apóstoles dijeron acerca de la resurrección de
III. Tercero, yo creo lo que los Apóstoles dijeron acerca de la resurrección |
Tú puedes leer los sermones del Dr. Hymers cada semana en el Internet,
en: www.rlhymersjr.com. Oprime "Sermones en Español."