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LA ENTRADA TRIUNFAL A JERUSALÉNpor el Dr. R. L. Hymers, Jr. |
Un Sermón Predicado en la Mañana del Día del Señor, 20 de Marzo de 2005 "Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga" (Mateo 21:5). |
Jesús ha completado Sus tres años de ministerio en la tierra. Ahora Él comienza la última semana previa a Su muerte por crucifixión. Antes de esto, Jesús siempre entraba a Jerusalén modestamente, sin obstruir. Ahora Él entra a la ciudad proclamándose Rey abiertamente.
Jesús y Sus discípulos han llegado cerca de la ciudad de Jerusalén, a Betfagé, una pequeña villa cercana al Monte de los Olivos al este de Jerusalén. Jesús envía a dos de Sus discípulos a conseguir un pollino. Ellos le traen el pollino y la madre a Él. Jesús se monta al pollino, el cual nadie antes había montado. Él lo monta despacio entrando a Jerusalén. Esto fue hecho para cumplir en parte Zacarías 9:9. El Dr. McGee señaló que Mateo 21:5 deja fuera ciertas palabras de Zacarías 9:9 porque ellas se refieren a Su Segunda Venida (J. Vernon McGee, Thru the Bible, Thomas Nelson, 1983, tomo IV, p. 111). Cuando Jesús vuelva en la Segunda Venida, Él descenderá del Cielo al Monte de los Olivos y entrará a la ciudad de Jerusalén a reinar sobre la tierra como Rey de Reyes y Señor de Señores. Entonces tomará lugar la profesía completa de Zacarías, en Su Segunda Venida, la entrada triunfante final a Jerusalén.
Ahora, la profesía de Zacarías estaba parcialmente cumplida. El pollino que Él montó no era un símbolo de su humildad, pese a que Jesús era humilde. Esta era la manera en que los reyes entraban a la ciudad. Cuando Jesús entró en Jerusalén sobre este pollino, Él se estaba ofreciendo como su Rey. Él le estaba dando a Israel la oportunidad de recibirlo o rechazarlo como su monarca y Mesías.
En aquella época había una sensación general de que el Mesías estaba a punto de venir a liberar a Israel de la opresión Romana. Israel había sido atropellada y era controlada por soldados Romanos. Había una esperanza en general de que el Mesías vendría pronto y liberaría a la nación del regimen Romano.
Unos cuantos días antes Jesús había resucitado a Lazaro de los muertos (Juan 11:38-44). Hablaré de eso esta noche. Él le había abierto los ojos a dos ciegos (Mateo 20:29-34). Los principales sacerdotes y fariseos tenían miedo porque tanta gente había visto estos milagros y estaban listos a aceptarlo como el Mesías y Rey. Ellos decían:
"¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales. Si le dejamos ir así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación" (Juan 11:47-48).
Los líderes religiosos no estaban dispuestos a creer en Él porque temían que Él comenzaría un movimiento en contra de la ocupación Romana que causaría que los Romanos les quitasen sus derechos y libertades. Eso fue exactamente lo que sucedió aproximadamente cuarenta años después, en 70 D.C., cuando los Romanos destruyeron el Templo en Jerusalén y sacaron a los Judíos al exilio hacia el Norte de Africa, Europa, y otros lugares. Pero estuvieron equivocados tocante a Jesús. Él no hubiera dirigido una insurrección contra Roma si hubiesen creído en Él.
No puedo entrar en eso esta mañana. Estoy dando esta información solamente para mostrar que era esto lo que los líderes religiosos pensaban. Ellos decían: "Este hombre hace muchas señales. Si le dejamos...todos creerán en él". Spurgeon dijo:
Había un deseo ansioso de que alguien...dirigiera al pueblo en contra de sus opresores. Viendo las cosas prodigiosas que Cristo hizo...ellos pensaron que Él probablemente le restauraría el reino a Israel y los liberaría. El Salvador...vio que una crisis se aproximaba. Para Él, o era la muerte por haberlos decepcionado, o era cumplirle los deseos al pueblo, y ser hecho un rey [terrenal]. Tú sabes cual escogió. Él vino a salvar a otros, y no a ser rey...en el sentido en que ellos lo comprendían. Él había resucitado a Lazaro de los muertos después de cuatro días. Este fue un milagro tan novedoso y asombrante, que [todos hablaban de ello]. Multitudes llegaron de Jerusalén a Betania, que estaba a solo dos millas de distancia, para ver a Lazaro. El milagro estaba bien autenticado; hubo cantidad de testigos; fue generalmente aceptado como una de las maravillas de la época, y de ello deducían que Cristo tenía que ser el Mesías. El pueblo determinó que ahora lo harían rey, y que ahora él debía dirigirlos en contra del [ejercito] Romano. Sin embargo Él sin intentar tal cosa, permitió que el entusiasmo de ellos le diese la oportunidad de [cumplir] lo que se había escrito de él [por] los profetas (Traducción de C. H. Spurgeon, "The Triumphal Entry Into Jerusalem", The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, re-impresión de 1986, tomo VII, p. 457).
"Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga" (Mateo 21:5).
Yo creo que Cristo usó el fanaticismo de la gente para tener la oportunidad de revelarse como el verdadero Rey, el verdadero Mesías. Él se mostró a sí mismo como un Rey al montar hacia Jerusalén como los reyes del Antiguo Testamento (cf. II Reyes 9:13).
"Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga" (Mateo 21:5; Zacarías 9:9).
Veamos lo que podemos aprender de esto.
I. Primero, Cristo es un rey.
Mira al verso ocho. Leamos este verso de pie y en voz alta.
"Y la multitud que era muy numerosa, tendían sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino" (Mateo 21:8).
Se pueden sentar.
Era una multitud numerosa. El Dr. Gill calcula que eran miles. Muchos de ellos lo habían seguido desde Jericó. Muchos otros ya habían llegado a Jerusalén para la gran fiesta de la Pascua, que estaba a punto de comenzar.
Ellos tendían sus mantos en el camino como decoración. Cortaban ramas de olivos y de palmeras y las esparcían en el camino. Juan fue testigo ocular de ello. Él dijo que ellos
"Tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle" (Juan 12:13).
Eso fue lo que los Judíos hacían para la Fiesta de los Tabernáculos (Levitico 23:40). Esta no era la temporada de la Fiesta de los Tabernáculos, sino que de la Pascua. Sin embargo era común que los Judíos expresaran gozo tomando ramas de palmeras en sus manos en ocasiones de regocijo. Cuando el Templo fue purificado después de ser contaminado por Antíoco, ellos trajeron ramas de palmeras y se regocijaron por ocho días (ver el no-canónico apócrifo II Macabeos 10:6-7). Las pusieron como paja en el camino, no en medio del camino, sino que a los costados. Ellos le daban la bienvenida a Cristo como a un rey, el Mesías, su liberador del cautiverio de Roma.
Ellos se dieron cuenta de que Cristo es un rey. Y de hecho sí lo es. El Nuevo Testamento repetidamente llama a Jesús "Kurios" que es la palabra Griega para "Señor". W. E. Vine dice: "Kurios significa poder o autoridad, Señor, Maestro". La Biblia dice:
"Y toda lengua confiese [confesará] que Jesucristo es el Señor" (Filipenses 2:11).
En el Último Juicio cada ser humano que jamás haya vivido "confiese [confesará] que Jesucristo es el Señor". Talvez no confiesen que Él es Señor ahora, pero lo harán en ese entonces - antes de ser lanzados al Lago de Fuego.
En el primer siglo, el Emperador Romano Caligula permitió que le llamasen "Señor". Luego el Emperador Nerón fue más comunmente llamado "Señor", y finalmente el Emperador Domitio fue oficialmente llamado "nuestro Señor y Dios" (ver H. C. Thiessen, Ph.D., Introductory Lectures in Systematic Theology, Eerdmans, re-impresión de 1963, p. 142). Con razón Caligula, Nerón y Domitio se opusieron tan vigorosamente a la nueva fe llamada "Cristiandad". Los Cristianos rehusaron llamar "Señor" a estos emperadores. Ellos sabían que había un solo Señor - ¡El Señor Jesucristo! Y es por eso que no puedes ser Cristiano sin poner tu fe exclusivamente en Cristo. Tú no debes creen en Cristo entre otros dioses. Tú debes creer en Él sólo. Él es Señor (Kurios). Caligula no es kurios. Nerón no es kurios. Domitio no es kurios. Cristo sólo es kurios. Cristo sólo es Señor. Y "toda lengua confiese [confesará] que Jesucristo es el Señor".
Y "Señor" le fue aplicado a Cristo en el sentido de la deidad. Jesús es llamado "Dios" siete veces en el Nuevo Testamento.
El Apóstol Juan dijo:
"El Verbo era con Dios...Y aquel Verbo fue hecho carne"
(Juan 1:1, 14).
El Apóstol Pablo dijo:
"Dios fue manifestado en carne" (I Timoteo 3:16).
Y el Apóstol Tomás lo llamó
"Señor mío, y Dios mío" (Juan 20:28).
Jesús es Señor. Jesús es Dios. Jesús es la Segunda Persona de la Santa Trinidad.
"Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno" (I Juan 5:7).
Jesucristo es Señor. Jesucristo es Dios el Hijo. Jesucristo es
"Rey de Reyes y Señor de Señores" (Apocalipsis 19:16).
Basileus Basileon kai Kurios kurion
"Rey de Reyes y Señor de Señores"
¿Piensas tú que la multitud que extendió sus mantos y abanicó las ramas de palmeras hacia Él aquel día entendía eso? ¿Piensas tú que ellos de verdad sabían que Cristo era Rey de Reyes y Señor de Señores? No, está muy claro que no lo entendían.
II. Segundo, Cristo es un Rey de diferente clase.
"Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga" (Mateo 21:5).
El texto dice que Él es "manso". La palabra Griega es "praus". Significa "manso, afable". Jesús dijo:
"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas" (Mateo 11:28-29).
"Manso y humilde de corazón" - humilde, "manso y afable". Ellos nunca habían visto un rey así. Cada rey de Israel y Judá, en el Antiguo Testamento, había sido exigente. Dios le dijo a Samuel:
"Y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os responderá en aquel
día"
(I Samuel 8:18).
Así que tuvieron un rey tras otro. La mayoría de ellos eran hombres malos. Todos ellos eran una carga para el pueblo.
Los Emperadores Romanos eran todavía peor. Caligula oprimió a los Judíos y mató a los Cristianos. Nerón hizo aún más - masacró a los Judíos y ataba a los Cristianos a postes, los cubría con aceite y les prendía fuego, como lamparas, para darle luz a sus jardines en la noche.
Jesús era, y es, un rey de diferente clase. Él es manso y humilde. Eso no quiere decir que sea débil. ¡Oh, no! Después de haber entrado a Jerusalén en Su Entrada Triunfal, Él fue al Templo
"Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones" (Mateo 21:12-13).
No, no había nada débil en Él. Pero Él era manso, afable y humilde. El próximo verso nos dice:
"Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los
sanó"
(Mateo 21:14).
Tú no debes pensar que Cristo es débil, y tampoco debes pensar que Él te tratará pesadamente.
"Que [dijo Él] soy manso y humilde [afable y humilde] de corazón" (Mateo 11:28).
Tú puedes venir a Jesús ahora, y Él limpiará tus pecados y te dará vida eterna.
"Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él" (Juan 3:17).
III. Tercero, el reino de Cristo se entra por fe en Él.
Mira al verso nueve. Leámoslo de pie y en voz alta.
"Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosana al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas!" (Mateo 21:9).
Se pueden sentar.
La multitud que iba delante y detrás de Él aclamaba: "¡Hosana!" La palabra "hosana" significa "salva, oramos" (Vine). Ellos aclamaban: "¡Salvanos, oramos!" Pero ellos pensaban que Él los salvaría de los Romanos. Ellos pensaban que Él les daría la salvación física, terrenal. Muchos hoy en día buscan a Cristo para que les de bendiciones físicas, una vida mejor, hasta dinero. Pero esa nos es la razón por la que Cristo vino. Debemos recordar:
"que Jesús vino al mundo para salvar a los
pecadores"
(I Timoteo 1:15).
Ese es el evangelio completo.
"Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras" (I Corintios 15:3-4).
Eso solamente es el evangelio verdadero.
La multitud aquel día aclamaba: "¡Salvanos!" Pero no se daban cuenta de que Él vino a salvarlos espiritualmente - del pecado y de la condenación. Unos cuantos días después Jesús le dijo a Pilato, el gobernador Romano:
"Mi reino no es de este mundo" (Juan 18:36).
Él vino a salvarnos del pecado y darnos vida eterna en Su reino, el cual "no es de este mundo", sino que del mundo por venir.
Ahora mira a los versos diez y once. Leámos estos versos de pie y en voz alta.
"Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste? Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea" (Mateo 21:10-11).
Se pueden sentar.
Algunos en la multitud decían: "¿Quién es éste?" Ellos aclamaban "Hosana en las alturas", pero en verdad no sabían quién era Él. Otros en la multitud les contestaban: "Este es Jesús el profeta, de Nazaret" de Galilea. Ellos también estaban equivocados. Ellos pensaban que Él era solamente un profeta. Eso es exactamente lo que dice el Corán, que Él es un profeta. Los Musulmanes están equivocados. ¡Él no es un profeta! ¡Él es el Hijo eterno de Dios, la Segunda Persona de la Trinidad!
Con razón la mayoría de esta gente en la multitud se volteó en contra de Jesús tan pronto. Solamente una semana después, el Viernes de la próxima semana, aquellos que aclamaban: "Bendito el que viene en el nombre del Señor, hosana en las alturas" gritaban:
"¡Sea crucificado!" (Mateo 27:22).
"¡Crucifícale! ¡Crucifícale!" (Juan 19:6).
Ellos no sabían quién era Él. La nota traducida de Scofield sobre Mateo 21:4 dice que
Esta es la última vez que Jesús se ofrece oficialmente como Rey, en el sentido de Zac. 9:9. Él es aclamado por una multitud erreflexiva cuya creencia real se manifiesta en el v. 11 ["Este es Jesús el profeta"]; pero no habiéndole dado la bienvenida los dirigentes de la nación, muy pronto habrá de oir a la multitud gritar: "¡Crucifícale!" (nota sobre Mateo 21:4, de La Biblia Anotada de Scofield).
Asegúrate de no cometer el mismo error. Ven a Jesús y se salvo. Él murió en la Cruz para pagar por tus pecados. Él resucitó de los muertos para darte vida. Él ha ascendido, y ahora está sentado a la diestra de Dios el Padre arriba en el Cielo.
"Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo" (Hechos 16:31).
"El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado" (Marcos 16:16).
Ven a Jesucristo por fe y tú serás "nacido de nuevo" (Juan 3:3). Y tú entrarás en el reino eterno de Cristo.
"Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga" (Mateo 21:5).
Que Dios te de la fe para creer en Jesús, Su Hijo eterno. Amén.
Por favor ponganse de pie para cantar el himno número siete, "Gozad, Jesús es Rey", por Charles Wesley.
Gozad, Jesús es Rey: ¡Al Señor adorad!
Gozad y gracias dad, el triunfo es eternal:
¡Alzad tu voz y el corazón!
¡Alegrate y Gozate!
Hoy reina el Salvador, de amor, verdad, es Dios;
Mis manchas al purgar, su silla arriba halló:
¡Alzad tu voz y el corazón!
¡Alegrate y Gozate!
Su reino triunfará, Jesús de todo es rey;
Las llaves del Infierno y muerte tiene él:
¡Alzad tu voz y el corazón!
¡Alegrate y Gozate!
("Gozad, Jesús es Rey", por Charles Wesley, 1707-1788).
La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Mateo 21:1-11.
El Solo Cantado por El Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
"Gozad, Jesús es Rey" (por Charles Wesley, 1707-1788).
EL BOSQUEJO DE LA ENTRADA TRIUNFAL A JERUSALÉNpor el Dr. R. L. Hymers, Jr. |
"Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso,y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga" (Mateo 21:5).
I. Cristo es un rey, Mateo 21:8; Juan 12:13; Levitico 23:40;
II. Cristo es un Rey de diferente clase, Mateo 11:28-29;
III. El reino de Cristo se entra por fe en Él, Mateo 21:9; |
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