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LA PREDICACIÓN DE LA CRUZUn sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr. “Porque la palabra [la predicación] de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (I Corintios 1:18). |
Nuestro pastor, Dr. Hymers, ha estado predicando durante sesenta años. Él ha predicado miles de sermones. Él escribió el sermón que estoy predicando ahora. Muchos cientos de sus manuscritos están en nuestro sitio de Internet, palabra por palabra. Están traducidos en 38 idiomas. Los videos y manuscritos de los sermones se van a 221 países del mundo. Pastores de todo el mundo están predicando sus sermones. ¡Dr. Hymers es un predicador sobresaliente! Y sin embargo, con toda su experiencia, le resulta difícil decidir qué predicar.
“¿Por qué es tan difícil?” Te preguntarás. Te diré por qué. Habrá mucha gente que no es Cristiana en nuestra iglesia el Domingo por la mañana. Algunos serán de fondo Budista. Otros de fondo Católico o nuevo-evangélico, Cristianos nominales, Cristianos solo de nombre. Algunos ni tendrán un fondo religioso. Otros serán gente no salva de nuestra propia iglesia, que saben mucho de la Biblia, pero nunca han experimentado el nuevo nacimiento. Todos tendrán una cosa en común. No serán realmente convertidos a Jesucristo.
El sermón el Domingo por la mañana es como de una hora o menos. En esa corta hora, el sermón debe decir algo que cambie todo lo que has pensado sobre la religión, y haga que la Cristiandad verdadera parezca real, no solo una verdad, sino que la verdad – la única verdad. El sermón debe lograr que estés de acuerdo con eso y cambie tu manera completa de pensar, y tratar de persuadirte a dejar tus ideas falsas, llegar bajo la convicción de pecado, y volver tu vida entera a Jesucristo. ¡Esa es una gran tarea! ¡Y solo hay como una hora para hacerlo! Lo que voy a predicar talvez te parecerá solo un simple sermón del Evangelio, pero se le ha puesto mucho pensamiento y oración.
Nuestro texto es un versículo de la Escritura. Ahora oro que las pocas palabras que diga te ayuden, oro al menos que recuerdes un poquito de lo que dije cuando vayas a tu casa hoy, que, por lo menos estos pensamientos que saco a luz te causen pensar sobre nuestro Señor Jesucristo, y lo que Él ha hecho para la salvación de tu alma eterna. Aquí, entonces, está el texto, en I Corintios 1:18. Escucha mientras lo leo.
“Porque la palabra [la predicación] de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (I Corintios 1:18).
El sermón tendrá tres puntos principales: (1) la predicación de la cruz misma; (2) la locura de la predicación de la cruz a los que se pierden; y (3) la sola predicación de la cruz no es suficiente para tener una iglesia fuerte
I. Primero, la predicación de la cruz misma.
¿Qué quiere decir el Apóstol con las palabras, “la palabra [predicación] de la cruz”? El término, “la palabra de la cruz,” tiene un tema principal. Quiere decir que hay una sola verdad declarada en esas palabras. Se refieren al único Evangelio verdadero. Hay un Evangelio, tal como hay un solo Dios. Y hay un solo Salvador – Jesucristo. No creemos la idea post-moderna de que “la predicación de la cruz” quizá sea cierta para mí, pero no para ti. El post-modernista podrá decir: “Esa es tu verdad. Es cierto para ti. Pero no es mí verdad.” Yo digo que eso es habla de doble sentido post-modernista. Cuando la Biblia habla de la cruz, habla de una verdad objetiva – una verdad con la cual cada uno tiene que lidiar. Una verdad que permanece cierta, si la creas o no. Porque Dios habló de ella en la Biblia, es cierta ya sea que tu pienses que lo es o no. Es una verdad objetiva, lo cual significa que es cierta aun si tu mente no capta su importancia.
Luego, “la predicación de la cruz” está fundada, no sólo en lo que la Biblia dice, sino también en los hechos históricos – el hecho de que Jesucristo sufrió profundamente por tu pecado, que Él atravesó grandes angustias y dolor en el Huerto de Getsemaní la noche antes de ser crucificado, cuando tus pecados fueron puestos en Su propio cuerpo. Él pasó por tortura horrible cuando lo azotaron casi hasta la muerte en la plaza de Pilato. Luego fue llevado al Monte Calvario, donde traspasaron clavos en Sus manos y pies, donde alzaron la cruz, y lo dejaron colgado, sangrando y muriendo para pagar la pena de tu pecado, para que tú pudieras ser salvo, no solo perdonado de tu pecado, sino que justificado por Su muerte, o sea, contado sin pecado por un simple hecho de fe en Él.
“La predicación de la cruz” es una predicación que muestra que estás
“muertos en pecados” (Colosenses 2:13),
y que solo la muerte sustituta de Jesús en tu lugar podía pagar vicariamente por tus pecados, cancelando tus pecados, y dándote vida nueva por la resurrección de Jesús de entre los muertos.
La “predicación de la cruz” muestra que tú no te ganas la salvación por buenas obras o por ir de vez en cuando a la iglesia. ¡No! ¡No! La predicación de la cruz demuestra la verdad de que nada bueno que tú hagas tiene qué ver con tu salvación. “La predicación de la cruz” arranca todas las llamadas cosas “buenas” que tú haces – y dice que la única cosa que te puede salvar es lo que Jesús hizo en la cruz para hacer expiación completa vicaria por tu pecado – un hombre, Jesús (Dios-hombre) muriendo para pagar por tus pecados, sin agregarle ninguna cosa buena que hayas hecho, ni “decisiones” que hayas tomado.
No dudo ni un minuto que tú hayas hecho algunas cosas buenas. Simplemente digo que esas cosas buenas ¡no te salvarán! La salvación viene por medio de la muerte de Jesús, el unigénito Hijo de Dios, la Segunda Persona de la Trinidad, que llevó sobre sí Mismo tus pecados y pagó por ellos cuando fue clavado a la cruz. El Apóstol Pablo lo hizo muy claro cuando dijo,
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Romanos 5:8-9).
Dios te amó siendo aún tú pecador. Y tú puedes ser justificado por Su Sangre, aunque eres pecador. Como lo puso un viejo himno,
Jesús, muy humilde es mi petición,
Espero, Señor, en Tus clavados pies.
Por fe, a ser limpio, Tu Sangre fluye,
Hoy lávame y blanco cual nieve seré.
Más blanco que la nieve seré;
Hoy lávame y blanco cual nieve seré.
(Traducción libre de “Whiter Than Snow” by James Nicholson, 1828-1896).
Te escucho, oh, Jesús,
Llamándome a mí,
Para que limpio pueda ser
Hoy en Tu Sangre así.
¡Vengo ya, Jesús! ¡Vengo hacia Ti!
Lávame en Tu Sangre que
Fluyó, Señor, por mí.
(Traducción libre de “I Am Coming, Lord” por Lewis Hartsough, 1828-1919).
¡Esa es la predicación de la cruz!
“Porque la palabra [predicación] de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (I Corintios 1:18).
Pero hay otra idea en nuestro texto.
II. Segundo, la locura de la predicación de la cruz a los que se pierden.
Por favor escucha esas palabras,
“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden.”
Escucha el texto de nuevo.
“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden...” (I Corintios 1:18).
La palabra “locura” significa “tonterías”, “sin sentido.” Oír predicación que diga que tienes que ser salvo del pecado por la muerte de Jesús es solamente “tonterías” a la mente inconversa.
Los que perecen no ven el valor en la predicación de la muerte sustituta de Jesús para pagar por su pecado. La razón que piensan que es locura es por que ellos no ven valor en ella. Es allí donde entra el Espíritu Santo. Jesús dijo,
“Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8).
El Espíritu Santo tiene que reprobar a la persona, convencerla de pecado, o no verá el valor de la muerte de Jesús en la cruz. Antes de que la persona sea convencida de su pecado por el Espíritu Santo, solamente considerará la predicación de la cruz como tonterías. La palabra Griega traducida “locura” viene de la palabra raíz “moros,” de la cual sale nuestra palabra en Español “morón.” La predicación de la cruz parece el habla de un morón, una persona estúpida, hasta que eres convencido en tu corazón, por el Espíritu Santo, de que eres un pecador perdido. Solamente entonces la crucifixión de Jesús parece importante.
Es por eso que no puedes “aprender” a ser un Cristiano verdadero. La salvación no viene por aprender sabiduría humana. El Apóstol Pablo lo hizo claro en el verso veintiuno cuando dijo,
“El mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría” (I Corintios 1:21).
La salvación no viene por aprender la sabiduría humana de alguna clase. Tiene que haber una iluminación en el corazón, mostrándote que eres un pecador sin esperanza. Hasta que eso suceda, la predicación que te dice que la única solución a tu problema es la crucifixión de Jesús parece palabrería de un morón. A menos que sientas interiormente que tu problema es el pecado, nunca verás la importancia de la muerte de Jesús en la cruz. La Biblia dice,
“Cristo murió por nuestros pecados” (I Corintios 15:3).
Él murió en nuestro lugar, para pagar la pena de nuestro pecado. La Biblia dice,
“La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (I Juan 1:7).
Pero a ti a lo mejor te parecerá como una teoría interesante, y a los demás como palabras de locos, hasta que tus ojos sean abiertos por el Espíritu de Dios para ver que no hay otro modo de ser salvo de la maldición del pecado. Solamente cuando seas convencido de tu condición desesperadamente pecaminosa, podrás cantar de corazón,
Porque no tengo nada bueno
Con qué reclamar Tu gracia –
Lavaré, blanquearé mis vestiduras
En la Sangre del Cordero.
Jesús lo pagó todo, se lo debo a Él,
Del pecar la mancha en mí,
Su Sangre me lavó.
(Traducción libre de “Jesus Paid It All” por Elvina M. Hall, 1820-1899).
Pero la sola predicación de la cruz no nos dará una iglesia fuerte. Eso me lleva al último punto.
III. Tercero, la sola predicación de la cruz no es suficiente para tener una
iglesia fuerte.
La predicación de la cruz es necesaria si quieres ser salvo. Es en la cruz que Jesús murió y derramó Su Sangre para salvarte de tu pecado. Pero la sola predicación de la cruz no nos dará una iglesia fuerte. Es por eso que Jesús dio a las iglesias pastores. La Biblia dice que Jesús “constituyó a unos... pastores” (Efesios 4:11). La palabra Griega traducida como “pastor” es poimen. Significa “obispo”. Jesús les dio a algunos hombres el don de ser pastor, obispo, de su iglesia local. Y el pastor es un regalo a la iglesia. La gente en la iglesia son las ovejas, el rebaño. El obispo es el pastor de la iglesia. Él cuida de las ovejas. Él protege a las ovejas. Él las guía y evita que vayan por el mal camino. Eso es lo que hace un pastor.
Otra palabra Griega para “obispo” es episkopos. La palabra significa “supervisor”. Es traducida “obispo” en la Biblia Reina Valera. La Biblia dice: “Si alguno anhela obispado, buena obra desea” [episkopos, supervisor, pastor], buena obra desea” (I Timoteo 3:1). Un pastor supervisa la iglesia. Él la cuida. Literalmente él la observa. Él cuida la iglesia. Él ora y piensa sobre la iglesia. Él ve cómo es la iglesia. Él ve cuáles son los problemas. El pastor ve a la iglesia de una manera que otros no lo hacen. Con la guía de Dios, él ve qué hacer. El pastor cuida – supervisa – a la gente en la iglesia. Él ve cómo están. Él ve sus luchas y sus problemas. Y con la guía de Dios, él los ayuda a tener éxito en sus vidas Cristianas.
Sin un pastor talentoso, la iglesia no tendrá éxito. Puede tener todo tipo de actividades. Podemos tener reuniones. Podemos traer visitantes el Domingo. Podemos darte una hoja de canciones y un boletín. Podemos darte una comida. Podemos tener una buena predicación – la predicación de la cruz – y lo hacemos. Pero la sola predicación de la cruz no nos dará una iglesia fuerte.
¿Por qué Dios le dio pastores a la iglesia de todos modos? ¿Por qué se menciona el don del pastor como uno de los dones espirituales? Si solo predicar produciría una iglesia fuerte, ¿por qué nuestro Señor no le dio a “algunos, evangelistas” y no pastores? Jesús sabía que la sola predicación de la cruz no era suficiente para tener una iglesia fuerte. La iglesia necesita un pastor, y es por eso que “constituyó a unos... pastores”.
Sin un pastor, la iglesia fracasará, incluso si la predicación es buena. Crecerá débil. Se meterá en problemas. Finalmente morirá. Sin un pastor, la gente de la iglesia se reincidirá. Se enfriará. Pueden cometer grandes errores en sus vidas. Ellos se meterán en problemas. ¿Por qué?
Primero, porque hay un Diablo. La Biblia dice que él “como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (I Pedro 5:8). ¿A quién devorará? ¡A la oveja! Pero el Diablo no quiere que pienses en él. Él quiere saltar sobre ti y devorarte – ¡y ni siquiera te darás cuenta de que fue el Diablo quien lo hizo! El Diablo y sus demonios están ahí fuera – ya sea que lo recuerdes o no.
Segundo, porque todas las personas son pecadores. Ya que Adán desobedeció a Dios, todos nosotros nacemos con una naturaleza pecaminosa. La Biblia dice: “Por la desobediencia de un hombre [Adán] los muchos fueron constituidos pecadores” (Romanos 5:19). Todos – incluso los Cristianos – tienen esa naturaleza de pecado. Es natural que pequemos. Es natural que nos equivoquemos. La ley de Murphy dice: “Si algo puede ir mal, así será”. Las cosas, naturalmente, no mejoran por sí mismas. Pueden salir mal, pueden ir cuesta abajo, fácilmente. Y lo hacen. La gente no se convierte naturalmente en un Cristiano fuerte por sí mismo. Puede reincidirse. Puede enfriarse. Ellos pueden cometer errores. Y lo hacen. No tienes que esforzarte para que eso suceda. Sucede por sí mismo. Las iglesias no se fortalecen naturalmente por sí mismas. Ellas pueden volverse débiles. Pueden caer en problemas. Eso es bastante fácil. No tienes que trabajar para que eso suceda. ¡Todo sucederá por sí mismo! Y lo hace. Es por eso que una iglesia necesita un pastor. Jesús “constituyó a unos... pastores”. ¡Gracias a Dios que lo hizo!
El pastor de nuestra iglesia es Dr. Hymers. Él ha estado en el ministerio por sesenta años. Dios lo ha usado para llevar a cientos de personas a Jesús. Él ha asesorado a personas durante muchos años. Él ha cuidado de las personas. Él las ha ayudado. Dr. Hymers ha fundado dos iglesias. Él guio nuestra iglesia a través de pruebas y sufrimientos. Él guio nuestra iglesia a través de un horrible quebrantamiento. Dios lo usó para construir nuestra iglesia, para cuidar de nosotros, para protegernos, para mantenernos. Dr. Hymers no es solo un pastor. ¡Él es un pastor sobresaliente! ¡Doy gracias a Dios por nuestro pastor, Dr. Hymers!
¿Qué de ti? Tú no eres el pastor. Pero puedes ayudarlo. Puedes decirle cuando ves algo que podría estar mal. Esto es tanto más cierto para los diáconos y líderes en nuestra iglesia. Estás aquí para ayudar al pastor. No dejes que las cosas solo pasen. No asumas que el pastor sabe. Si ves o escuchas algo que podría estar mal, díselo al pastor.
Algunos de ustedes no son Cristianos. No has confiado en Jesús. Tu pecado no ha sido lavado por Su Sangre. ¿Qué de ti? Necesitas ser salvo por Jesús. Él murió en la Cruz para pagar por tu pecado. Él derramó Su Sangre para lavar tu pecado. Él se levantó de entre los muertos para darte vida. Si deseas hablar con nosotros acerca de confiar en Jesús, mientras los demás suben a almorzar, ven y siéntate en las primeras dos filas. Amén.
CUANDO LE ESCRIBAS A DR. HYMERS DEBES DECIRLE DE QUE PAÍS LE ESTÁS ESCRIBIENDO O ÉL NO PODRÁ CONTESTAR TU CORREO. Si estos sermones te bendicen por favor envía un correo electrónico a Dr. Hymers y díselo pero siempre incluye de qué país estás escribiendo. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net (oprime aquí). Puedes escribirle a Dr. Hymers en cualquier idioma, pero escribe en Inglés si es posible. Si deseas escribirle a Dr. Hymers por correo postal, su dirección es P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Puedes llamarle por teléfono al (818) 352-0452.
(FIN DEL SERMÓN)
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Estos manuscritos de sermones no tienen derechos de autor. Pueden ser usados
sin la autorización de Dr. Hymers. Sin embargo, todos los mensajes de video de
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El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Saved by the Blood of the Crucified One” (por S. J. Henderson, 1902).
EL BOSQUEJO DE LA PREDICACIÓN DE LA CRUZ Un sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr. “Porque la palabra [la predicación] de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (I Corintios 1:18). I. Primero, la predicación de la cruz misma, I Corintios 1:18a; II. Segundo, la locura de la predicación de la cruz a los que III. Tercero, la sola predicación de la cruz no es suficiente para |