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¡CAIFÁS – EL HOMBRE QUE
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Este era el final del ministerio público de Jesús. Después que levantó a Lázaro de entre los muertos Jesús se retiró al campo. Él no vino a Jerusalén hasta la última semana antes de Su crucifixión. Tú podrías pensar que levantar a Lázaro de los muertos hubiera convencido a los líderes religiosos, pero no lo hizo. Jesús dijo:
“Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos” (Lucas 16:31).
Las personas no se convencen por ver milagros. El milagro que necesitan es la obra de convicción del Espíritu de Dios en sus almas, que están “muertos en delitos y pecados” (Efesios 2:1). Si no tienes milagrosamente convicción de pecado, no serás convertido, “aunque alguno se levantare de los muertos” (Lucas 16:31). La convicción del Espíritu de Dios, que te hace sentir tu pecado, es el milagro que debes tener para experimentar conversión real.
Ahora, cuando los principales sacerdotes y los Fariseos vieron que Jesús estaba haciendo “muchos milagros”, convocaron a “un consejo”, una comisión del Sanedrín (Juan 11:47). El Sanedrín era el tribunal superior. Se componía de 71 miembros, incluidos los líderes de los Fariseos y los Saduceos, quienes trabajaron en el Templo. Fue dirigido por el Sumo Sacerdote, José Caifás. El consejo dijo:
“Este hombre hace muchas señales. Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación” (Juan 11:47-48).
El Dr. McGee dijo:
Temían que habría una masa volteándose a Jesucristo quien traería una revolución. Esto daría una oportunidad a Roma para saltar sobre ellos. Se movieron a base de miedo. El miedo es la motivación que mantiene un gran número de personas alejadas de Jesús hoy (traducción de McGee, ibíd., nota sobre Juan 11:48).
“Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos” (Juan 11:49-52).
El Dr. McGee dijo:
Empiezan a…decir que Jesús debía morir en lugar de la nación morir a manos de Roma. Es interesante observar que a pesar de que lograron darle muerte a Jesús, a pesar de esto, la nación pereció cuando [el general Romano] Tito destruyó [Jerusalén] en el año 70 después de Jesús (A Través de la Biblia, nota sobre Juan 11:49-52).
Pero nos encontramos con que algo extraño sucedió en ese consejo. El Sumo Sacerdote Caifás dio una profecía correcta acerca de Jesús. Caifás “no conocía el significado de justicia...Él [no tenía miedo de] derramar sangre inocente...Era un hipócrita, porque en el juicio final...¡se rasgó la túnica sacerdotal como si estuviera abrumado por una profunda tristeza!” (Traducción de William Hendriksen, Th.D., New Testament Commentary, Baker Book House, 1981 edition, volume I, p. 163; nota sobre Juan 11:49-50).
Ahora nota que este malvado Sumo Sacerdote dio una profecía. Al igual que Balaam en el Antiguo Testamento, este hombre malvado realmente dio una verdadera profecía:
“Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos” (Juan 11:49-52).
Pero entonces la Biblia dice:
“Así que, desde aquel día acordaron matarle” (Juan 11:53).
Cerca de una semana más tarde, Caifás envió a algunos de los guardias del Templo para arrestar a Jesús mientras oraba en el Huerto de Getsemaní. Esos guardias lo llevaron a Caifás, quien le dijo: “Dinos si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios” (Mateo 26:63). Jesús le respondió afirmativamente:
“Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte! Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban, diciendo: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó” (Mateo 26:65-68).
El Sumo Sacerdote no tenía la autoridad para ejecutar personas. Por lo tanto Caifás arrastró a Jesús a Poncio Pilato, el gobernador Romano – e instó a los Romanos a crucificarlo.
Creo que debemos sacar dos conclusiones generales de las palabras y las acciones de este hombre, José Caifás, el Sumo Sacerdote que planeó la crucifixión de Jesús.
I. Primero, Caifás era muy religioso, y aún habló la verdad acerca del sacrificio vicario de Jesús.
Caifás era el yerno del antiguo Sumo Sacerdote Anás. Había sido nombrado para el cargo de Sumo Sacerdote por Valerio Grato, predecesor de Pilato, en el año 18 después de Jesús. Mantuvo la posición de Sumo Sacerdote durante 18 años, más que nadie en ese período.
Desafortunadamente, creo que sé por experiencia qué clase de hombre era. Varias veces, cuando Dr. Hymers era joven, le dijeron, “No puedes predicar eso”. Los hombres que le dijeron eso a Dr. Hymers estaban preocupados por sus posiciones más que la verdad, como se da en la Biblia. Dr. Hymers aprendió que no puedes agradar a los hombres que sólo se preocupan de mantener sus puestos de trabajo, y no molestar a nadie. Caifás era ese tipo de hombre. Él sabía que Jesús hizo “muchos milagros” (Juan 11:47), pero él sólo estaba interesado en detener a Jesús porque tenía temor. Pensó: “Si lo dejamos solo vamos a perder algo”.
Lo que Jesús dijo e hizo lo dijo e hizo por amor y obediencia a Dios. Caifás dijo e hizo lo que dijo e hizo sin ningún pensamiento de Dios. Hay muchos como él hoy en día en nuestras iglesias. Él era muy religioso. Sin darse cuenta, incluso habló la verdad acerca de la expiación de Jesús cuando dijo:
“Nos conviene que un hombre muera por el pueblo” (Juan 11:50).
Así, habló de la verdad profunda de la muerte de Jesús como un sustituto de los pecadores, que fue predicho por el profeta Isaías:
“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5).
¡Pero cuidado! Puedes conocer esas palabras sin recibir ningún beneficio de ellas. Ese fue el caso de Caifás. Sabía las palabras correctas, pero no tuvieron absolutamente ningún efecto en su vida. ¡Escúchame! Puedes saber sobre Jesús muriendo en la Cruz por ti y aun así estar perdido. Caifás sabía de la muerte de Jesús – pero no le hizo ningún bien – y no te hará ningún bien a menos que confíes en Jesús. ¡A menos que seas salvo por Jesús! Puedes decir las palabras correctas, pero no te salvará. ¡Tienes que confiar en Jesús para ser salvo!
II. Segundo, Caifás, como Caín, jamás se arrepintió – y nunca fue salvo.
¿Fue Caifás como Caín? Caín sabía que él necesitaba traer un sacrificio de sangre, como lo hizo Abel. Pero Caín no se arrepintió. En vez:
“Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató” (Génesis 4:8).
Hay una semejanza entre Caín y hombres como Caifás. El Apóstol Juan dijo:
“No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas” (I Juan 3:12).
Caifás, como Caín, fue influenciado por Satanás, “aquel malvado”. Como Caín, Caifás era “del mundo”. El nunca dejó de oírle a Satanás. El nunca dejó el “mundo” para servir a Dios. Los Essenes de la comunidad Judía Qumran, que produjo los Rollos del Mar Muerto, eran muy críticos de Caifás. Los Essenes llamaron a Caifás “sacerdote malvado” (traducción de Archaeological Study Bible, Zondervan, 2005, p. 1609; nota sobre Mateo 26:3).
Caín y Caifás dan una terrible advertencia a aquellos de ustedes que permanecen religiosos pero perdidos. Ambos Caín y Caifás sabían acerca del sacrificio de sangre. A ambos, a Caín y a Caifás Dios les habló directamente. Jesús le habló directamente a Caifás – como con Caín (Génesis 4:6-7). Ambos Caín y Caifás rechazaron la voz de Dios, hablándole a sus conciencias. Ambos se lanzaron a una vida centrada en ellos mismos. Ambos Caín y Caifás comparecerán ante Jesús en el Último Juicio, y Él les dirá:
“Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:23).
Si no confías en Jesús, ¡tú también irás al Infierno cuando mueras! Jesús te dirá,
“Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:23).
Entonces tú “más los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mateo 8:12).
Te advierto esta mañana – ¡asegúrate tú de confiar en Jesús! ¡Asegúrate tú de pensar sobre tu pecado! ¡Asegúrate de no solamente decir las “palabras correctas”! ¡Asegúrate de reconocer tus pecados! ¡Asegúrate de venir a Jesús y confiar en Él!
Asegúrate de experimentar la conversión verdadera – que tú en verdad vengas cara a cara con Jesucristo y seas lavado de tus “pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5). ¡No esperes! ¡No rehúses venir a Jesús! No tardes hasta que Dios te abandone.
Sin respeto esperaste, y a Él rechazaste,
Tu pecado peor es, tienes mal corazón;
Oh, si Dios se impacienta, el Espíritu ofendes;
Si Él ya no te llama, tendrás condenación.
Triste será ese juicio, Sin su misericordia
Pues tú te demoraste, Y Jesús se marchó;
O, que remordimiento, cuando llegue tu muerte,
¡Y tú te has demorado en venir a Jesús!
(Traducción libre de “If You Linger Too Long”
por Dr. John R. Rice, 1895-1980).
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(FIN DEL SERMÓN)
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“If You Linger Too Long” (por Dr. John R. Rice, 1895-1980).
EL BOSQUEJO DE ¡CAIFÁS – EL HOMBRE QUE Un sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr. “Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. Así que, desde aquel día acordaron matarle” (Juan 11:49-53). (Lucas 16:31; Efesios 2:1; Juan 11:47-48, 49-52, 53; I. Primero, Caifás era muy religioso, y aún habló la verdad II. Segundo, Caifás, como Caín, nunca se arrepintió – y nunca fue salvo, |